Un columnista en declive


Felipe Zuleta

Todo el mundo tiene derecho a decir estupideces. Me incluyo. Y no es difícil encontrarlas en la prensa Colombiana. Pero es raro vérselas a alguien que creo que antes escribía bien, como Felipe Zuleta. Pero quizás la memoria me traiciona. Me acuerdo del segundo periodo de Uribe, cuando esperaba con emoción dos columnas en el Espectador. La de Zuleta y la de Bejarano. Son dos columnistas muy distintos. Zuleta es más de injurias, Bejarano es mucho más serio y fundamentado. Bejarano es un abogado de oficio y se le nota. Zuleta no sé qué es. Lo que le he visto últimamente es ser temerario y bocón.

Zuleta me empezó a decepcionar con su serie de Columnas sobre Petro. Temerarias, ciertamente: ¿Favoreció el alcalde Petro a los Nule? ¿Tenía negocios con ellos y por eso se abstuvo de dar testimonio en su contra? Al sol de hoy parece que no. Y lo cierto es que el vínculo se veía a todas luces absurdo. Pero no para Zuleta. La primera columna fue el 3 de julio de 2012. En ese entonces ya Zuleta había declarado a Petro culpable y cerraba la columna insinuando un cartel Petro-Nule e instaba a que «la Fiscalía y la Procuraduría deben de oficio investigar estas relaciones entre Petro y sus cómplices«. Primera columna y ya iban de cómplices. Eso es ser temario y bocón. Y Zuleta seguía encarnizado, como raramente lo hace, claro, a no ser que fuera con Uribe. A la siguiente semana en su columna del 10 de julio finalizaba afirmando que «El alcalde Petro embaucó a Zamora, al país y a sus electores. Y sigue más…«. Y en efecto, seguía más. Soltó a Petro dos semanitas (una de las cuales aprovechó para inculpar a Sigifredo López de ser asesino y secuestrador), para a la tercera (Julio 1) dedicar su columna a declarar culpable a su investigado y a tratar de amendrentarlo, viéndose ignorado, y finalizar en julio 22 con una columna de un titular ya desesperado y desesperante («Alcalde, responda«), donde ya el alcalde es un pillo. Julio 22 de 2012. Ha pasado más de un año y nada que Petro va a la cárcel por su pillaje. ¿En que paró toda esta retahila rabiosa? En nada. Revisen todas las columnas de Zuleta y pueden ver como el tal Petro-escándolo quedó en nada. Jamás lo volvió a mencionar. El alcalde de Bogotá no volvió a aparecer por meses en las columnas de Zuleta.

Está también el penoso caso de Sigifredo López, que Zuleta resolvió declarar culpable en hora 20, otra afirmación temeraria que reafirmó en esta columna que es una pieza de colección para el que quiera aprender sobre lógica de la argumentación. Desde luego la columna ilustra su total ausencia. Zuleta empieza débil, reculando, sabiendo que estaba siendo otra vez, temerario y bocón: «aun cuando es claro que, de resultar absuelto por la justicia, inmediatamente procederé a ofrecerle disculpas públicas como corresponde«. Le voy a ofrecer disculpas claro, pero primero voy a decir porqué y creo que es un secuestrador, asesino y embaucador. Por ejemplo, por esta contundente razón:

«Dicen los testimonios que López visitaba a su madre en Pradera, Valle, en horas de la noche. No creo en esto, pero de ser así, eso explicaría las razones por las cuales esta señora no fue vista en los medios de comunicación pidiendo la liberación de su hijo, como lo hicieron con valentía y amor las esposas, hijos y padres de los otros 10 diputados salvajemente asesinados por las ratas de las Farc.»

Esta señora entonces, que se deduce de la sinuosa redacción de Zuleta, no pertenecía al grupo de familiares valientes y amorosos de los otros secuestrados, no apareció en los medios porque su hijo, el criminal, la visitaba por las noches. Otra vez Zuleta descubriendo una maléfica manguala. En esta ocasión se componía de una viejita de 74 años y una Autosecuestrado. Tuvo que escribirle la señora una carta para que reaccionara. Le tocó disculparse, pero le faltó nobleza: que engañaron hasta a la fiscalía, que a muchos periodistas también, y que no tenía nada personal contra su hijo. Pues qué tal que sí.

Daba muestras Zuleta de una preocupante falta de juicio cuando llamó al Procurador un hombre «recto y valeroso», y aún faltaba sumarle el portentoso despliegue de vanidad y lagartería de su columna «Mike y Fátima«:

Mike, como cariñosa y atrevidamente le decimos al embajador aquellos a quienes él y Fátima nos abrieron las puertas de su casa y de su corazón, supo meterse rápidamente en los asuntos del país, pero nunca con ánimo inquisidor o del control imperial. Y eso explica que se haya preocupado por temas sociales, por la paz, por el bienestar de los colombianos.

¿Nunca con ánimo inquisidor ni de control imperial? ¿Cómo hace si es el embajador de los Estados Unidos? Celebro el talante humanitario del exembajador y su esposa, siempre presente en cuanta página social estuvo disponible a registrar su graciosa presencia. Pero de afirmar que eran personas prudentes y de buenas maneras a decir que no tenían ánimos imperiales, hay mucho trecho. Pero más que eso, no hay ninguna necesidad para hacer una afirmación tan rimbombante y discutible. O bueno si, la de adular. En privado, era agradecimiento sentido. En público, es adulación, sapería y vanidad.

Vanidad porque a los que nos atrevamos a decirle lagarto nos advierte Zuleta que él es de mejor familia: es Canadiense y no necesita visa, y que somos unos resentidos. Y ahí está otra característica detestable de Zuleta: el uso inadecuado de su columna en resolver rencillas personales y chismes. O cuál es el calibre de esto.

Taca burro Zuleta muy frecuentemente. No es un periodista investigativo serio y todos estos episodios le restan mucha credibilidad. O escuchen este desafortunado segmento de blu radio: una periodista renunciado al aire por la patanería de Zuleta. Me da pena decirlo, pero yo le di mi voto cuando se lanzó al senado, nada más y nada menos con el número dos en el tarjetón liberal. Otro voto del que me tengo que arrepentir, y bueno, un columnista que aunque abanderado de causas importantísimas como las madres de Soacha, ha demostrado ser un poco más inconsistente y ligero de lo que sus habituales lectores hubiésemos querido, y de lo que sería bueno para gozar de un periodismo más profesional en Colombia. Yo confieso que últimamente estoy optando por ignorarlo, en prensa y radio.

2 comentarios en “Un columnista en declive”

  1. Por que no busca hacerle más publicidad a su blog?. Yo leo mucho la prensa (alrededor de 4 periódicos diarios, 3 de ellos fuera no colombianos) y creo que sus opiniones(que me imagino que no muy frecuentes por su falta de tiempo) no son muy comunes en Colombia y son un ejemplo de pensamiento critico que tanta falta nos hace. Saludos.

    Me gusta

Deja un comentario