Esta pequeña parroquia y su periodismo de chismes


La noticia: que hay gente brava en el mundo

Colombia es un país poco serio con un periodismo poco serio, ejemplarizado en Semana. De Semana valen habitualmente la pena las columnas. Por el resto, es el medio de comunicación de correveidiles de la dirigencia nacional. En Semana no  sólo se han inventado noticias, sino que generalmente hacen análisis superficiales de hechos importantes, pero de forma editorial-soterrada: nunca tienen firma. Semana es una revista de chismes, que vuelve los temas de fondo del país escaramuzas ridículas. Con la restitución de tierras por ejemplo, a Semana lo que le preocupa es que los paisas estén «berracos«, palabra que a propósito, no está en el diccionario RAE. Afirmaciones como «Pero no solo ha llamado la atención la frialdad de Antioquia con Santos» son prosaicas y excluyentes. Prosaica por esa equivocada humanización de las entidades políticas que es tan común en los medios de comunicación, y que resulta siendo tan opresiva. Uno dice que Colombia es un país de segunda, una pequeña parroquia donde el periodismo son chismes de corrillo, y se sienten aludidos periodistas y no periodistas, indignados, como si uno hubiera hablado mal de su mamá, porque ese es el problema: la gente en Colombia es tan maleducada que se cree de verdad lo de la «madre patria»; piensa en el país que permite que le cobren el 4 por mil, es como su mamá.  La tal «frialdad de Antioquia» también resulta siendo excluyente porque cuando uno lee la nota entonces se da cuenta que para el anónimo autor, Antioquia no son los campesinos que acompañaron a Santos en Necoclí; esos no cuentan en la frase. En la frase los que cuentan como Antioquia son Ana Mercedes Gómez, Guillermo Gaviria, y los encopetados asistentes a la gala del Colombiano, como si toda Antioquia fuera como ellos y compartiera sus ideales de equidad y justicia social.

La última portada es dedicada a otro problema emocional: los representantes de unos gremios muy influyentes en el país están «bravos» con el presidente. Esta nota es un claro ejemplo del periodismo superficial de Semana. Larga y llena de figuras ridículas que van desde los pelos de punta, pasando por los «choques de trenes» y «corazones rotos», en la noticia prima la presentación de aspectos emocionales impertinentes e irrelevantes a los evidentes problemas reales involucrados, asuntos cuyo fondo desde luego, nunca se aborda:

  1. Que «Al presidente de la Asociación Nacional de Industriales (Andi), Luis Carlos Villegas, no se le había visto tan furioso hacía mucho tiempo«. El problema según Semana: el señor estaba indignado porque «se metieron con la honra» de los industriales. Aspectos distintos a la furia y a la honra que hubiera valido la pena discutir: la eliminación de una gabela tributaria por valor de 7 billones de pesos año a los empresarios e industriales, y un posible y rápidamente olvidado caso de corrupción involucrado.
  2. Que «Los presidentes gremiales agrupados en el Consejo Gremial Nacional (CGN), unos verdaderos pesos pesados, están tan furiosos como Villegas con la decisión de la poderosa Superintendencia de Industria y Comercio», porque «afirman que por querer poner en cintura las prácticas anticompetitivas va a restringir la información que manejan los gremios, algo que, afirman, es esencial en su misión«. Pero y del tema de poner en cintura prácticas anticompetitivas, ¿algo? El problema real se vuelve una nota marginal.
  3. En este país de tantos conflictos lo mejor es evitar uno más. Es que la situación está tan tensa, pero «… como si no faltaran desacuerdos con el sector privado, un proyecto de ley que hace tránsito en el Congreso liderado por el superintendente de Sociedades, Luis Guillermo Vélez» tiene, dice Semana, a los gremios «Con los pelos de punta». El asunto de fondo en cuestión: «… tal vez lo que más escozor ha creado es que obliga a todas las sociedades extranjeras que tengan inversiones en Colombia a revelar quiénes son sus accionistas y beneficiarios reales«. Saber quienes son los beneficiarios reales de las ganancias de empresas extranjeras en Colombia es un asunto de interés público: el asunto de fondo,  nuevamente pasa mencionado tangencialmente; sólo como un accesorio a los «pelos de punta»
  4. En este país en el que no es posible hacer bien no el teatro de la ópera de Sidney, no el Guggenheim, no un edificio de más de 30 pisos, no, nada de eso, sino unas losas de concreto, planas,  que van acostadas en el piso para que les pase un bus encima, en este país en donde eso no se puede,  «lo que realmente irritó al sector de la ingeniería es que fuera señalado como el malo del paseo. Juan Martín Caicedo Ferrer, presidente de la Cámara Colombiana de la Infraestructura (CCI), dijo que por los pecados de unos contratistas que fallaron, el gobierno estigmatizó injustamente a toda la ingeniería nacional.» Y que pena la estigmatización, pero es que la robadera en obras de ingeniería, grandes y pequeñas, no ha tenido coto. Más que los estigmas, a mi si me parece necesario visibilizar un problema real de la ingeniería nacional: podrán hacer represas, pero pavimentar bien una puta calle, eso no lo sabe hacer nadie. Nadie. Ni se diga poner adoquines: primero se produce la primera misión tripulada de astronautas colombianos a saturno, desde el territorio colombiano y en un cohete de fabricación nacional.
  5. Que «La banca sintió que el ministro Echeverry, con varias de sus declaraciones, puso al sector en la picota pública» porque «Un artículo de la reforma tributaria que permitió regular las tarifas en los servicios financieros fue considerado por los banqueros como una clara intervención –no necesaria– del gobierno en el libre mercado» Y luego dicen que es «una espinita, todavía clavada«. Pero un momento: lo ¿importante no era el escrutinio y el control a los voraces banqueros nacionales? Y quien dice que la intervención no es necesaria:¿ los vigilados acaso? Los bancos, además de impunes, intocables.
  6. La cursileria que viene a continuación es toda culpa del cursi que la escribió, y seguro debe molestarle a los mismos floricultores que sus disputas gremiales se consideren desde Semana, otro asunto sentimental: «Otro corazón que se partió fue el de los floricultores con el ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, por las denuncias públicas de mal uso de algunos de los apoyos dados por el gobierno al sector floricultor, lo que provocó una airada protesta de Asocolflores«. El mal uso de algunos recursitos por ahí, eso es todo. Es un asuntico como Agro Ingreso seguro. Si, romprecorazones, definitivamente.

Y otras más de menor monta. Este deplorable ejemplo de «periodismo de opinión», que en realidad es un anónimo en el que un razonero manda chismes a lado y lado,  tiene un remate por demás desastroso que reivindica lo superficial del análisis de la revista:

 En las quejas de los empresarios lo que en el fondo se demuestra es lo que siempre se ha sabido: que hay matrimonios buenos pero no perfectos. Y que el novio puede parecer un príncipe azul durante el noviazgo, pero la convivencia es siempre menos emocionante que la luna de miel.

Entonces resulta que eso es lo que siempre se ha sabido. Que hay matrimonios buenos pero no perfectos.  Que conclusión tan penosa, y tan fuera de lugar, incluso con lo ridículo de los precedentes. Yo hubiera pensado que no sé, de pronto lo que en el fondo demuestran las quejas de los empresarios es la necesidad de grandes transformaciones sociales en Colombia, el ahínco con el cual grupos de privilegiados y poderosos quieren restringir la entrada en vigencia de un orden social más justo y equitativo, y las tensiones, intereses, y asuntos en juego, sobre todo los públicos. Para Semana, el problema es que a ella le gusta espichar la crema dental por la mitad y a él desde el extremo, y que cuando él orina -ay, los hombres, todos igualiticos-  deja manchada la taza. Si esto no es periodismo superficial y desinformación, que alguien me diga qué es.

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